Pues sí, al final encontramos la especie Orchis Collina y los primeros brotes de Orchis Papilionacea, a la que también le tiene ganas ya que es una flor muy bonita e interesante. Entre tanto, conseguí hacer alguna florecilla más y unas Babosas terrestres que estaban con sus líos amorosos.
Así que entre flores y bichejos, un rato de conversación y unas cuantas fotos de nosotros mismos trabajando en el campo, tirados por los suelos como vulgares lagartijas, y de vez en cuando intentando posturas imposibles para conseguir ese encuadre que siempre buscamos, terminamos yéndonos a comer cerquita de donde estábamos para después dar otro repaso por los alrededores en busca de nuevos lugares y especímenes para controlar y en posteriores salidas fotografiarlos.
Estas cosas son las que de verdad dejan buenos recuerdos, compartir una afición que además de enriquecedora por su actividad, hace que la convivencia que supone salir a un medio tan atrayente, agradable y saludable como es la naturaleza, además sirva para aprender detalles de trabajo, despejar la mente de las rutinas diarias y relajar mente y cuerpo, ¿bueno, eso de cuerpo? ¿me parece que no tanto? aunque ciertamente un poquito de ejercicio, posturitas de casi yoga, etc. vienen pero que muy bien.
Por aquí como siempre, quedan las imágenes que como ya es sabido, valen más que mil palabras.