A continuación de la salida al Torcal, me fui con Luque al Genal; o estoy más parao que el caballo de un fotógrafo, o me muevo más que los precios.
El asunto es que el viernes nos fuimos a dar una vuelta por el Valle del Genal, concretamente entre Pujerra, Parauta y Cartajima, entre Pujerra y Cartajima por los carriles. El asunto es que salimos a las 5,30h. y estuvimos dando vueltas esperando algo de luz e intentado sacar algo que mereciera la pena, así estuvimos hasta el atardecer para ver si con las luces de última hora se podía hacer algo.
Decir que estaban las lomas donde realmente se puede hacer algo de paisaje y donde se pueden encontrar vistas que faciliten las combinaciones que realmente merezcan la pena, pues totalmente achicharradas, las hojas marrón oscuro y secas sin contraste alguno, así mismo una gran cantidad tirada en el suelo, lo único que nos dejo hacer algo fue internándonos por la ruta que hay justo encima de la piscina municipal de Pujerra y que conduce a un mirador, en esta zona encontramos algunos castaños que conservaban sus hojas y sus tonos de forma interesante, pero por desgracia más bien pocos, ya que los que realmente interesaban que estaban en la cresta de la loma y que podían dar algo de juego; estos pelaos como mi cabeza.
En el recorrido, a unos 2 kilómetros más o menos del pueblo, en una de las cañadas sí que había algo de color y aquí aprovechamos para intentar sacar alguna que otra toma, aunque la verdad es que con bastante limitación ya que como repito, lo interesante estaba muy mal.
Lo que pudo salvarnos un poco el día, fue la zona de carriles de Cartajima, allí con la luz de la tarde, cuando empezó a tomar colores rojizos y también un poco antes, con luz un tanto cálida, sí que pudimos tomar alguna foto de la ladera que le llegaba el sol y que permitía aprovechar que aún conservaban las hojas y algo de contraste, de igual forma los árboles que estaban en ladera noreste, también mantenían hojas y color, por tanto también nos permitieron apurar lo que ofrecían.
Nos llamaron nuestros compañeros Antonio Sánchez, Juanjo y Rafa Pons interesándose por cómo estaba el ambiente por allí, nuestra conclusión fue que el viaje de ida y vuelta más el carrileo que se necesita, se lleva los trescientos kilómetros y para conseguir alguna foto tuvimos que andar un buen rato, además de pegarnos todo el día esperando y buscando lugares en los que las sombras no nos fastidiaran el invento, amén de la situación de los árboles que interesaban que estaban “hechos candela”, en función de esto, el comentario fue que no merecía la pena ni el esfuerzo ni el gasto. Pero en mi caso, una vez en la casa repasando las fotos vi que alguna que otra podía salvarse y podía quedar medianamente bien; esto me preocupó por que pensé; le he comentado a mis compañeros que esto está mal, ¿a ver si ahora cuando vean las fotos, van a pensar ¿este está borracho? ¿qué le pasa?, ¡aquí se ven fotos que están bien y algo si se podía sacar! En fin volví a llamar y comentar lo que sentía, pero en esto de aconsejar, aparte de ser yo un desastre, siempre queda el resquemor de no ser capaz de acertar y de ayudar lo suficiente a quienes son compañeros y amigos.
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